26 de febrero de 2018

El arma más poderosa.

Siendo completamente sincera, nunca me he considerado muy aficionada a las tiras y a las viñetas que aparecen en los periódicos. De pequeña, siempre solía pasar las páginas del correo hasta llegar a estas tiras, pero nunca era capaz de entender el significado de las imágenes. Ahora, sin embargo, este tipo de ilustraciones han captado mi interés y gracias a un trabajo de lengua, he descubierto una nueva afición: leer tiras de Mafalda.

Buscando por internet hace unos días, encontré una viñeta que me llamó la atención y que, además, refleja perfectamente la situación actual de la cultura en nuestro país. En esta viñeta que os mostraré a continuación, un amigo de Mafalda, cuyo nombre es Felipe, comenta la diferencia abismal que existe entre la cantidad de billetes y libros que se imprimen, alegando que la primera suma es mucho mayor. Este niño, Felipe, también añade que algún día la cultura tendrá más valor que el dinero y Mafalda lo llama ingenuo. Pero eso no es todo. En la última imagen otro niño toma la palabra, exclamando que las ideas de Felipe no son ingenuas, sino peligrosas.



Hay tantas situaciones de hoy en día con las que se podría relacionar esta imagen, que me centraré en la que es más cercana a mí: la educación.

La forma de pensar del último niño podría compararse a las ideologías del gobierno derechista que tenemos hoy. Ese que ha aceptado una nueva ley de educación en la que se le dedican menos horas a la rama humanística que a la científica. La LOMCE, esa ley que ha retirado filosofía de segundo de bachillerato para ponerla sólo como una optativa más. La que le da más importancia al dinero que a la verdadera educación.

Las ciencias y el saber hacer son cosas muy importantes, pero los idiomas, la comunicación y la filosofía también lo son. La ciencias nos ayudan a entender cuestiones básicas de la vida. Las letras nos enseñan a expresarnos y a definir nuestra identidad. Gracias a ellas, somos capaces de comprender los sucesos que tienen lugar a nuestro alrededor hoy en día y nos dan la libertad de decidir y hallar argumentos válidos y convincentes para poder revelarnos cuando algo no nos gusta. He ahí el problema.

Las palabras son el arma más poderosa del ser humano. Aprendemos el arte de manejarlas gracias a asignaturas como lengua castellana o filosofía, de la rama humanística. Las letras son la cultura y la cultura es el pelotón que ganará la última batalla. De ahí el peligro, de ahí el miedo.

No es más poderoso el rico, sino culto. Ni con todo el dinero del mundo podrá apagarse la mente más avispada de todas. Por eso, es importante para los gobiernos restarle importancia a las letras, que son la fuente de toda la cultura. Esa es la razón de que, a día de hoy, un libro siga siendo más caro que una botella de alcohol.

9 de febrero de 2018

No me pegues más... Te amo.

Desde hace unos años, las películas, libros y comerciales nos han vendido un mismo prototipo del amor: chico malo con corazón de hielo se obsesiona con chica buena e inocente, y acaba seduciéndola a base de controlarla y acosarla. Estoy muy segura de que a nadie se le había pasado por la cabeza poner al chico en el molde de acosador. La cosa cambia, ¿no?

Vivimos dentro de un mundo fantástico en el cual justificamos todas las acciones del universitario problemático como si fueran gestos de amor, ocultando de esta manera el machismo de sus actos, lo posesivo y controlador de sus preguntas y lo arcaico de sus pensamientos e ideologías. Y utilizo el masculino porque, por mucho que no nos guste, los malos del famoso cliché siempre son ellos

Por culpa de este estereotipo tan dañino para muchas chicas jóvenes, estamos volviéndonos demasiado permisivas. Ahora perdonamos cualquier falta de respeto o infidelidad sin pensárnoslo dos veces. Nos compran con palabrería barata de manual y una caja de bombones, con falsas promesas e ilusiones. No digo que no haya que perdonar, siempre y cuando no olvidemos.


Amor es respeto. Amor es confianza, fidelidad, pero por encima de todo, respeto. Comprender a la otra persona y respetar su intimidad, gustos y amistades. Dejarla libre para que tome sus propias decisiones.

Amor no es dejar que tu chico te controle los mensajes y te diga cómo vestir porque con esa falda tan corta pareces una puta. Amar no significa encerrar el alma de una persona libre en una jaula. Amar a tu pareja no es darle una paliza cada vez que no hace algo de tu agrado. Porque como todos sabemos ya, si este tipo de relaciones tóxicas no se cortan pronto, la cosa puede acabar en tragedia. Si no, que se lo pregunten a las 55 mujeres asesinadas en España a manos de sus parejas este pasado 2017.

Yo lo tengo claro. ¿Que si quiero un chico malo como los de las películas? Ni aunque me lo regalen. Para mala, ya estoy yo.














El arma más poderosa.

Siendo completamente sincera, nunca me he considerado muy aficionada a las tiras y a las viñetas que aparecen en los periódicos. De pequeña...